domingo, 20 de noviembre de 2011

Biografia de autores del estilo del impresionismo_Andrea Lita_2"B"

CLAUDE MONET
Claude Monet nació el 14 de noviembre de 1840 en la Rue Lafitte 45 de París. Era el segundo hijo de Claude Adolphe Monet y su esposa Louise Justine Aubrée. Su padre era propietario de un negocio que comerciaba con especies provenientes de las colonias ultramarinas francesas. Para 1845 la situación del negocio había decaído a tal punto que la familia se mudó al puerto de El Havre en la desembocadura del Sena donde vivía la media hermana de su padre, Marie-Jeanne Lecadre. El esposo de esta, Jacques Lecadre, era comerciante de especies de ultramar al por mayor y proveedor naval. Él le dio trabajo al padre de Monet en su negocio.[1] La familia de Monet pasaba los inviernos en su casa de El Havre y los veranos en la casa de campo de los Lecadre en el balneario de Sainte-Adresse. Posteriormente la familia se mudó a Baraqueville pero no permanecieron ahí mucho tiempo debido a que tuvieron que mudarse nuevamente por razones del trabajo de Adolphe Monet.
Entre 1851 y 1857 Claude Monet asistió a la escuela secundaria en El Havre donde recibió clases de dibujo de Jacques-François Ochard. No le gustaba la disciplina escolar y preferia estar en el farallón o junto al mar. Durante sus clases dibujaba caricaturas de sus profesores y otros estudiantes que eran expuestas en el escaparate del único comerciante de marcos para cuadros de El Havre. A la edad de 15 años Monet era ya conocido como caricaturista en toda la ciudad y recibía encargos por los que cobraba hasta 20 francos.
Exhibiciones en el Salón de París
En 1864 fue expuesto un bodegón de flores de Monet en una exhibición de la ciudad de Ruan. Al mismo tiempo recibió un encargo de Louis-Joseph-François Gaudibert para pintar dos retratos. Este encargo tuvo un importante significado para Monet porque posteriormente el hijo de Gaudibert le hizo otros encargos de retratos que le ayudaron económicamente. A fines de 1864 o principios de 1865, Monet y Bazille establecieron un atelier conjunto en París. En el Salón de París del año 1865, Monet pudo mostrar dos cuadros marinos. Estos cuadros fueron bien recibidos por la crítica y dio lugar para que Monet planeara la monumental obra El Desayuno para la exhibición del Salón de 1866. Sin embargo no pudo terminar la pintura a tiempo. Durante el trabajo en esta obra, utilizó a Camille Doncieux como modelo, con la que estableció una relación amorosa. Monet planeó la pintura en imitación a la obra Desayuno sobre la hierba de Édouard Manet, que había desatado un escándalo al presentar una mujer desnuda sin un trasfondo mitológico, pero la pintura de Monet era más bien conservadora y se ajustaba al gusto de las masas. Monet era un admirador de la obra de Manet y a partir de 1866 tuvó contacto cercano con él. Como el cuadro planeado para el Salón no pudo estar terminado a tiempo, Monet pintó en tan solo cuatro días la obra Camille con vestido verde, que fue acogida de forma positiva.
Por sus dificultades financieras fingió un rompimiento con Camille para acercarse nuevamente a su familia, de la que esperaba ayuda económica. Por esta razón pasó el verano de 1867 con su familia en Sainte-Adresse, mientras que Camille, que se encontraba embarazada, permaneció en París y era cuidada por Bazille. El 8 de agosto de 1867 nació el primer hijo de Monet, Jean. Debido a que no quería dejar desamparados a su querida y a su hijo, regresó a París.[9] En ese mismo año fue rechazada la pintura "Mujeres en el jardín" por el Salón. Para apoyar económicamente a su amigo, Bazille compró esta obra a plazos y lo tomó nuevamente en su atelier. La situación financiera de Monet continuó siendo dificíl y en 1868 vivió en Étretat y Fécamp donde nuevamente obtuvo encargos del naviero Gaudibert, quien además pagó el desempeño de unas pinturas de Monet. Al final del año huyó nuevamente de sus acreedores hacia París. En 1870 fue nuevamente rechazado un cuadro intencionado para el Salón por el jurado. El 26 de junio de ese año se casó con su querida de mucho tiempo, Camille Doncieux. Por su selección de temas y estilo de pintura, Monet se distanciaba cada vez más del Salón de París y por lo tanto del éxito económico.
Con el comienzo de la Guerra Franco-Prusiana en julio de 1870, Monet abandona Francia y se muda a Londres para evitar ser conscripto en el ejército. Sus amigos Bazille y Manet participaron en la guerra. El 28 de noviembre de 1870 Bazille murió en el frente de batalla. Durante su estadía en Londres, Monet conoció al mercader de arte Paul Durand-Ruel, lo mismo que las obras del paisajista William Turner, en cuyas pinturas los contornos se difusionan en la luz. El 17 de julio de 1871 muere el padre de Monet y recibe una pequeña herencia. Al terminar la guerra, en el otoño de 1871, Monet regresa a Francia haciendo viaje por los Países Bajos. Renta una casa con jardín en Argenteuil y gracias a la herencia y la dote de Camille, la familia goza por primera vez de un bienestar burgués. En 1872 Durand-Ruel vende varias pinturas de Monet, quien acondiciona una barca y pinta en la orilla del Sena.
Exhibiciones impresionistas
En 1873 Claude Monet conoce en Argenteuil a Gustave Caillebotte, con el que acuerda realizar exhibiciones conjuntas. Para este propósito es fundada en diciembre la «Sociéte Anonyme Coopérative d' Artistes-Peintres, -Sculpteurs, -Graveurs, etc.». A esta sociedad se unieron los artistas que más tarde formarían el núcleo del Impresionismo.
La primera exhibición del grupo se realizó en 1874 en el atelier del fotógrafo Nadar en el Boulevard des Capucines de París. Inspirado por una de las obras expuestas, Impresión, sol naciente, que Monet había pintado en 1872 en El Havre junto con otras obras, el crítico de arte Leroy, de la revista Le Charivari, la llamó «la exhibición de los impresionistas». Así fue como nació el término Impresionismo, que en un principio fue usado a manera de burla por los críticos y que luego fue utilizado por los mismos artistas, basándose en la pintura de Monet. La exhibición no tuvo mayor resonancia y la sociedad fue disuelta al fin de ese mismo año. En 1876 se realizó una segunda exhibición impresionista el las dependencias del mercader de arte Durand-Ruel donde Monet exhibió 18 pinturas. En ese año conoció a Ernest Hoschedé, que era dueño de un almacén y quien le encargó el pintado de unos paneles para el castillo de Rottenbourg. El 17 de marzo de 1878 nació el segundo hijo de Monet, Michel. En ese verano la familia se mudó a Vétheuil donde les siguió Alice Hoschedé y sus seis hijos, luego de que su marido se declarara en bancarrota. El 5 de septiembre de 1879 murió la esposa de Monet, Camille, a la edad de 32 años a consecuencia de un aborto inducido fallido.
En 1881 Durand-Ruel compró más pinturas de Monet y además apoyo económicamente un viaje que este hizo a la costa de Normandía para pintar. En diciembre de 1881 Claude Monet y Alice Hoschedé se mudan junto con sus hijos a Poissy. La exhibición de los impresionistas de 1882 es la última en la que Monet toma parte. A partir de ese momento su alejamiento de los otros impresionistas es cada vez más marcado y lo acusan de no apoyar al grupo por motivos egoístas. Monet intentó nuevamente exhibir en el Salón de París y una de sus pinturas fue aceptada por el jurado.
Últimos años y muerte
En el año 1908 se evidenciaron los primeros indicios de la enfermedad de los ojos de Monet. Entre septiembre y diciembre de ese año estuvo junto con su esposa en Venecia, donde no solamente pintó, sino que también estudió en las iglesias y museos de la ciudad las obras de los artistas Tiziano y Paolo Veronese. El 19 de mayo de 1911 murió su segunda esposa, Alice. Al año siguiente su visión empeoró y se le diagnósticaron cataratas en ambos ojos. En 1912 fueron exhibidos con gran éxito los cuadros de Venecia por Monet, en la galería Bernheim-Jeune. Georges Clemenceau y otros amigos le recomendaron en 1914 que donase pinturas de la serie de nenúfares al Estado francés, pero Monet que en otras ocasiones había rechazado títulos honorarios de Estado, no fue persuadido. Después de la muerte de su hijo, Jean Monet, la viuda de este se encargo de los asuntos del hogar en Giverny. En 1915 Monet hizo construir ahí un tercer atelier aun más grande que los anteriores, donde pintó las decoraciones de los nenúfares. Al terminar la Primera Guerra Mundial con el armisticio del 11 de noviembre de 1918, Monet le donó al Estado francés ocho de sus pinturas de la serie de los nenúfares. En 1921, deprimido por su creciente ceguera, consideró solicitar el retorno de las pinturas. En ese mismo año se realizó una gran exhibición retrospectiva de la obra de Monet en las dependencias de Durand-Ruel. No fue hasta 1922, a instancias de su amigo Clemenceau, que Claude Monet firmó un acuerdo notarizado que legalizaba la donación, con lo que los cuadros pasaron a ser propiedad del Estado. Luego de dos operaciones de cataratas en 1923, Monet recuperó la vista. Comenzó a pintar nuevamente sus grandes decoraciones de nenúfares, pero se vio obstaculizado por la depresión. En sus últimos años Monet destruyó por cuenta propia varias de sus pinturas, ya que no quería que obras sin terminar, bocetos y borradores entraran al mercado de arte, como en efecto sucedió después de su muerte. El 5 de diciembre de 1926, Monet murió en Giverny.
Obra
Ningún pintor del grupo fue tan puramente impresionista como Monet. En su obra el factor dominante es un claro esfuerzo por incorporar el nuevo modo de visión, sobre todo el carácter de la luz, mientras que la composición de grandes masas y superficies sirve únicamente para establecer cierta coherencia. Por su parte, Renoir fue el pintor que nos convence de que la estética del Impresionismo fue, sobre todo, hedonista. El placer parece la cualidad más evidente de su obra, el placer inmediato y ardiente que produce en él la pintura. Nunca se dejó agobiar por problemas de estilo y llegó a decir que el objeto de un cuadro consiste simplemente en decorar una pared y que por eso era importante que los colores fueran agradables por sí mismos.
De todos los impresionistas, Monet fue el que con más énfasis practicó el plenairismo, es decir la práctica de la pintura al plein-air (en francés: 'aire pleno, total' y también - y ese es el significado que aquí más nos importa- aire libre). La pintura al aire libre. Aunque existe gran cantidad de pintores paisajistas previos a Monet, se nota en ellos que la factura de sus obras ha sido realizada principalmente dentro del taller tras un previo esbozo. Hasta la segunda mitad de S.XIX, las pinturas (óleo, temple) eran realizadas artesanalmente y envasadas en frascos, vejigas, etc. La invención de los pomos (un positivo producto de la Revolución industrial), permitió a los pintores llevar sus óleos o temperas al aire libre, bajo el sol, sin que estos elementos se secaran u oxidaran rápidamente como había sucedido hasta entonces. Bien que este aporte industrial no bastó: se requirió de genios, y un genio para la pintura al plein-air (y para la pintura universal) nos ha resultado Monet.
Al aire libre, bajo la luz solar, pudo minuciosamente observar y plasmar casi inmediatamente, a «brochazos», a plena macchia, Monet los efectos de la luz sobre los objetos, los cambios, las vibraciones de esa luz; es por tal razón que la pintura de Monet nos resulta especialmente vital, aunque su vitalidad sea una serena vitalidad, llena de armonías.
En 1890 se estableció en Giverny, pueblo cercano a París y, sin embargo, a salvo del tráfago urbano; allí en torno a su casa construyó una suerte de "jardín japonés", en el que se destaca el estanque con ninfeas, y nenúfares. Inspirado en ese ambiente, aunque estuviera casi ciego ya, inició en 1906 la serie de cuadros que tienen por tema a tales plantas florales acuáticas (los cuadros de ninfeas y nenúfares pueden admirarse actualmente en el museo parisino de La Orangerie).
Todo puede deducirse de una simple afirmación que Monet hizo en diversas ocasiones:
El motivo es para mí del todo secundario; lo que quiero representar es lo que existe entre el motivo y yo.
Importancia
Significado artístico, notoriedad
La obra de Monet encompasa la influencia de varias épocas estilísticas. Sus primeras obras pertenecen al realismo pictórico, del cual que se alejó cada vez más a lo largo de su carrera. Fue un miembro importante de los impresionistas, y algunas de sus obras se cuentan entre las más importantes de este estilo pictórico. Sus obras tardías se componen sobre todo por series y cuadros de jardín. Las obras tardías despertaron poco interés después de su muerte. Las pinturas de la serie de nenúfares que Monet donó al estado francés, se presentaron al publico el 17 de mayo de 1929 en el museo de la Orangerie como Musée Monet, pero la exhibición despertó poco interés. En estas salas se mostró una retrospectiva de Monet en la que las obras de periodo tardío estuvieron poco representadas. Posteriormente el museo organizó otras exhibiciones en estas mismas salas, lo que contravenía el acuerdo con Monet. Para la presentación de tapices flamencos de 1935 incluso se descolgaron los cuadros de Monet para colgar los tapices en su lugar. La crítica valoró la obra tardía de forma negativa debido a sus formas disueltas, y colores intensos, a los que les faltaba el contacto empírico con la naturaleza. Los cuadros contradecían de esta manera la idea de que el impresionismo daba una representación óptica exacta de la naturaleza. Hasta la década de 1980, con pocas excepciones, en la historia del arte se diferenciaba entre las obras impresionistas tempranas, que comprende los cuadros creados entre 1870 y 1880, y las poco valoradas obras tardías.[11] Entre 1880 y el fin de siglo, Monet fue visto por la crítica como un visionario. Después de 1890 sus cuadros se encuentran entre el naturalismo y el abstraccionismo, lo que hace difícil clasificar la tendencia estilística de los cuadros tardíos.
Artistas como Max Liebermann, Augusto Giacometti y Lovis Corinth valoraban las obras impresionistas de Monet, y fueron influenciados por él. Esta influencia de Monet, incluso después de su muerte, se extinguió con la muerte de Pierre Bonnard en 1947, quien se llamaba a sí mismo el “último impresionista”. Aunque los cubistas rechazaron la obra de Monet, sobre todo por la disolución de las formas, muchos pintores extranjeros, como Wassily Kandinski, reconocieron la importancia de Monet para la modernidad.
A finales de la década de 1940 y en la década de 1950 hubo un resurgimiento en el interés por Monet. En 1947 Marc Chagall dijo: «Monet es para mí, el Miguel Ángel de nuestra época».[12] Sin embargo en su juicio las obras tardías no tenían una posición especial. André Masson expresó una opinión diferente en 1952, cuando llamó las decoraciones de nenúfares «la capilla Sixtina del impresionismo».[13] Gran parte de la creciente popularidad de Monet se debió a la pintura de post-guerra en los Estados Unidos, en la que el gesto regresa a primer plano, y en la que se impuso el anti-racionalismo. El interés por las obras tardías resurgió con el advenimiento de la pintura abstracta. Más de trescientos artistas norteamericanos viajaron a París en la década de 1950, donde entre otros, estudiaron a Monet. Estos eventos fueron el impulso para las primeras grandes exhibiciones individuales en la década de 1950, que llevaron al reconocimiento internacional de la obra de Monet. Entre estas, la exhibición impresionista en el Kunsthalle de Basilea de 1949 tiene especial importancia. El resurgimiento en el interés por la obra de Monet también llevó a un incremento en el número de visitantes la Orangerie.
Pintura
Claude Monet fue plasmado en varios cuadros hechos por sus amigos del grupo de artistas impresionistas. Pierre-Auguste Renoir lo retrató tres veces. El primer cuadro, del año 1872, lo muestra sentado fumando una pipa y leyendo el periódico. En el segundo cuadro, del año 1873, se mira a Monet pintando en su jardín. En el tercer cuadro, de 1875, se muestra a Monet de pie, con un pincel y una paleta en las manos. También Édouard Manet retrató a Monet en un cuadro que lo muestra con su esposa Camille, sobre una barca de su atelier que usaba para pintar sobre el agua.
La influencia de Monet se puede ver en varios artistas modernos. Las gruesas texturas de color de Jackson Pollock recuerdan las obras tardias de Monet. La serie “Flores” del artista pop, Andy Warhol fue inspirada en la serie de cuadros de nenúfares de Monet, y puede ser vista en el Museo de arte moderno de Nueva York.
OBRAS
1. MUJERES EN EL JARDÍN

Mujeres en el jardín (en francés, Femmes au jardin) es un cuadro del pintor francés Claude Monet. Data del año 1867 y se trata de un óleo que mide 256 cm de alto por 208 cm de ancho. Actualmente se encuentra en el Louvre de París, Francia.
La tela fue rechazada en el Salón de París. Es una de las primeras telas en las que Monet, abandonando el academicismo, se encaminaba hacia el impresionismo. Aún se nota en él, sin embargo, la inspiración por modelos clásicos y por la Escuela de Barbizon. Es un momento en el que Monet prosigue sus investigaciones plásticas.
Representa un día de verano, con su despreocupado ambiente. Varias mujeres, con vestidos de verano, se divierten en un jardín de flores. Monet tomó a su mujer como modelo para esta obra.
Protagonista del cuadro es la luz que se refleja en los cabellos, en la piel, en los vivos colores de los vestidos, las flores y las hojas de los árboles. Los reflejos luminosos y las sombras coloreadas envuelven a los personajes que se presentan en actitudes naturales.
2. RAMO DE GIRASOLES
Una obra simple en la que podemos apreciar un jarrón o florero lleno de girasoles sobre una mesa, algunos están marchitos, pero se denota un color fuerte y muy realista, el fondo es muy llamativo y colorido.
El cuadro fue realizado en el año de 1880, su lugar de exposición es el                  Metropolitan Museum of Art en Nueva York y sus  dimensiones son 101 × 81 cm, óleo sobre lienzo.

3. DAMA CON PARASOL
En esta obra, observamos a una dama caminando sobre el pasto, lleva un parasol en u mano izquierda, el cuadro demuestra un clima ventoso, por lo que las plantas y vestimenta de la mujer se mueven conforme el soplo o brisa del mismo, los colores empleados son muy suaves y claros.
Se realizó en el año de 1886, en óleo sobre lienzo, y se exhibe en el Museo de Orsay in París

ÉDOUARD MANET
Édouard Manet (23 de enero de 1832 - 30 de abril de 1883) fue un pintor francés, reconocido por la influencia que ejerció sobre los iniciadores del impresionismo.
Édouard Manet nació en París el 23 de enero de 1832, en una familia acomodada.
Primeros años
Sus días escolares pasaron sin acontecimientos destacables y terminó su formación sin obtener la calificación necesaria para estudiar derecho, para decepción de su padre, que era magistrado.
A los dieciséis años viajó a Río de Janeiro como marinero en prácticas, con intención de ingresar en la Academia Naval Francesa.
Se interesa por el arte
Cuando vio que su proyecto no tenía éxito decidió dedicarse al arte, pasando a su regreso, hacia 1850, casi seis años como alumno de Thomas Couture, un pintor muy estrecho de miras como profesor. Allí estuvo durante casi seis años y, al mismo tiempo, pudo copiar en el Louvre cuadros no sólo de Tiziano y Rembrandt, sino también de Goya, Delacroix, Courbet y Daumier. De Couture aprendió que para ser un gran maestro hay que escuchar las enseñanzas de los que lo han sido en el pasado, pero por desgracia, Couture era un antirrealista fanático y convencido. Enfurecido por las mofas que Manet hacía con respecto al Premio de Roma, Couture le dijo que nunca llegaría a ser otra cosa que el Théodore Rousseau de su época. Después de esto, Manet hizo su propia síntesis personal de la historia de la pintura y de lo que podía aprender viendo grabados japoneses. Y es que el pintor fue siempre un extraño ecléctico.
Viaja por Europa
Desde 1853 hasta 1856 Manet se dedicó a viajar por Italia, los Países Bajos, Alemania y Austria, copiando a los grandes maestros.
Contrae matrimonio
El 28 de octubre de 1863 contrajo matrimonio con la pianista holandesa Suzanne Leenhoff, con la que mantenía relaciones desde 1850. A pesar de la boda, el que casi con seguridad era su hijo, León, nacido en 1852, siguió llevando el apellido de la madre, y pasando por hermano de ésta.
Descubre a Velázquez
En agosto de 1865 emprendió un viaje por España, organizado por su amigo Zacharie Astruc, en el que descubrió la pintura barroca española, en particular a Velázquez, que tendrá una enorme influencia en su obra.
Exposición Universal de 1867
En 1867, aprovechando la afluencia de público que se preveía con motivo de la Exposición Universal, Manet y Courbet levantaron cada uno un pabellón en la Place de l'Alma, ante una de las entradas de la exposición, para exponer su propia obra. Con este fin le pidió a su madre, con quien vivían su familia y él desde hacía unos meses, que le adelantase 28305 francos de su herencia. En esta exposición, Manet vendía unos folletos impresos con un artículo publicado en L'Artiste en el que su amigo y admirador Émile Zola hacía una entusiasta defensa de su pintura. Además del texto, los folletos incluían un retrato de Manet por Bracquedemont y un aguafuerte de una de sus obras más polémicas, Olympia. A pesar del dinero gastado y de la amplia publicidad que se hizo, su exposición individual, en la que se mostraban alrededor de cincuenta obras, no obtuvo éxito de ventas ni de crítica, y fue objeto de burlas y caricaturas en el periódico satírico L'Amusant.
Pintor político
Ese mismo año empezó a trabajar en una serie de pinturas de contenido político, que reflejaban la ejecución del emperador Maximiliano I de México, entre ellas una litografía que fue prohibida por la censura a causa de las ideas republicanas del pintor. Poco después, Zola publicó en La Tribune Française un artículo contra el censor. Otra de las pinturas de esta serie fue presentada al Salón en 1869; a pesar de la negativa a exponer el cuadro, Manet, que continuaba buscando para su pintura el reconocimiento oficial, no retiró del certamen otra de sus obras, El balcón, que sí había sido admitida.
Su única alumna
En 1869 tomó como discípula a Eva Gonzalès, hija de un conocido novelista, que le había sido presentada por un marchante de arte. La joven, que no carecía de talento, pero a la que le faltaba iniciativa, fue la única alumna de Manet, quien la retrató en 1870.
Guerra Franco-prusiana
Al estallar la guerra franco-prusiana Manet, junto con otros impresionistas, fue movilizado. envió a su familia a Oloron.Ste.-Marie, en los Pirineos, y envió trece cuadros a Duret, antes de entrar como teniente al servicio de la Guardia Nacional durante el sitio de París.Tras la declaración del armisticio, en 1871, formó parte, junto con otros catorce pintores y diez escultores de la federación de artistas de la efímera Comuna de París.
Primera exposición de pintores impresionistas
En 1872 Durand-Ruel adquirió por 35000 francos veinticuatro obras de Manet y organizó la primera exposición de pintores impresionistas, que no tuvo éxito comercial. Sin embargo, entre estos artistas iba surgiendo una conciencia de grupo que los llevaría a formar la Société Anonyme des artists para realizar exposiciones colectivas.
Relación con Monet
En esta época, en la que tuvo mucha relación con Monet, empezó Manet a adoptar las técnicas impresionistas si bien rehusará participar en las exposiciones colectivas. En cambio, organiza una exposición de sus obras en su propio taller de la parisina calle de St. Petersboug, que gozó de bastante popularidad, rumoreándose en la época que había tenido unas 4000 visitas.
Deterioro de su salud
Hacia 1880, su salud empezó a deteriorarse a causa de un problema circulatorio crónico, que no mejoró a pesar de someterse a tratamientos de hidroterapia en Bellevue. En esta época fue reconocido su talento con una medalla de segunda clase concedida por el Salón, y fue nombrado también Caballero de la Legión de Honor.
Muerte
El 20 de abril de 1883, a causa de su enfermedad, le fue amputada la pierna izquierda y diez días más tarde falleció a los 51 años de edad.
Su muerte dispara sus ventas
En febrero de 1884 se pusieron a la venta todas las obras de su taller en el Hôtel Drouot; a la venta acudieron los pintores impresionistas, que adquirieron muchas de las obras; se vendieron 159 cuadros por un total de 116.637 francos, quedando Olympia entre las obras que no fueron compradas.
Trayectoria artística
De todos los artistas de su tiempo, Manet era quizás el más contradictorio. Aunque se le consideraba un personaje controvertido y rebelde, Manet se pasó casi toda su vida buscando la fama y la fortuna, y lo que quizás sea más importante, un pintor que ahora es aceptado como uno de los grandes, solía mostrarse inseguro de su dirección artística y profundamente herido por las críticas hacia su obra.Tuvo que esperar al final de su vida para conseguir el éxito que su talento merecía. Pese a que se le considera uno de los padres del Impresionismo, nunca fue un impresionista en el sentido estricto de la palabra. Por ejemplo, jamás expuso con el grupo y nunca dejó de acudir a los Salones oficiales, aunque le rechazaran. Afirmaba que «no tenía intención de acabar con los viejos métodos de pintura ni de crear otros nuevos».[1] Sus objetivos no eran compatibles con los de los impresionistas, por mucho que se respetaran mutuamente.
La notoriedad de Manet, al menos en las etapas tempranas de su carrera, se debió más a los temas de sus cuadros, considerados escandalosos, que a la novedad de su estilo. No fue hasta mediados de la década de 1870 que empezó a utilizar técnicas impresionistas. En este sentido, Bownes se muestra bastante convincente al demostrar que, de joven, sin llegar a considerarse un innovador, Manet sí trataba de hacer algo nuevo: Buscaba crear un tipo libre de composición que estaría, sin embargo, tan herméticamente organizada en su superficie como los cuadros de Velázquez.
En 1859 presentó por primera vez al Salón su Bebedor de absenta, un cuadro que permitía sin problemas adivinar su adoración por Frans Hals, pero que provocó una turbulenta reacción en el público y en el jurado, inexplicable sin duda para un Manet que durante toda su vida lo único que buscó fue el éxito dentro de la respetabilidad.
En los años sesenta, sin embargo, su pintura de tema español, tan de moda por entonces en Francia, fue bastante bien acogida y en 1861 el Salón aceptó por primera vez un cuadro suyo, el Guitarrista español.
El tono general de la obra de Manet no es el de un pintor radical únicamente preocupado por el mundo visual. Él es un sofisticado habitante de la ciudad, un caballero que se ajusta en todo al concepto decimonónico de dandi: un observador distante, refinado, que contempla desde una elegante distancia el espectáculo que le rodea. Desde este punto de vista, Manet concluye el que será, sin duda, uno de sus cuadros más escandalosos, rechazado en el Salón de 1863 y expuesto en el de los Rechazados, Desayuno sobre la hierba.
El reto lo planteaba una realidad contemporánea, los bañistas del Sena, y la escena estaba reformulada en el lenguaje de los viejos maestros (el cuadro está claramente inspirado en la Fiesta campestre del Giorgione), compitiendo con ellos y, al mismo tiempo, subrayando las diferencias. Las escenas con el tema del ocio en el campo estaban ya muy enraizadas en el arte occidental y abundaban tanto en las ilustraciones populares como en el arte académico, pero el cuadro de Manet pertenece a un orden distinto, desconcertante por la evidente inmediatez con que se enfrenta al espectador.
Este cuadro obtuvo la repulsa unánime del público y la crítica. Sólo lo aceptaron y comprendieron sus compañeros, los jóvenes pintores del momento. Lo que escandalizó no fue el desnudo en sí, sino el modo de presentación con vestimentas modernas y un cuerpo femenino vulgar, lejos de la perfección. El crítico Ernest Chesneau (que años después sería el mayor entusiasta de la obra de Manet) escribió lo siguiente:
"El señor Manet tendrá talento el día en que aprenda dibujo y perspectiva; tendrá gusto el día en que renuncie a los temas que escoge con miras al escándalo... No podemos considerar como una obra perfectamente casta el sentar en el bosque, rodeada de estudiantes con boina y gabán, una joven vestida solamente con la sombra de las hojas... El señor Manet quiere alcanzar la celebridad asombrando a los burgueses."
Sin embargo, pese a la aparente unidad del grupo, cada figura es una entidad separada, absorta en su propia actitud o meditación, de manera que ningún tipo de conexión narrativa puede explicar el conjunto. Y esta sensación de ruptura hace que el cuadro parezca desintegrarse en una especie de collage de partes independientes que sólo por un instante se agrupan gracias a su parecido, prestado, con el orden renacentista.
Pero más escandalosa todavía fue la Olympia, pintada en 1863 pero no presentada al Salón hasta 1865, donde fue rechazada. Entre las razones por las que este cuadro iba a resultar chocante no son las menos importantes el hecho no sólo de que es una clara parodia de una obra renacentista, (la Venus de Urbino del Tiziano), sino también una flagrante descripción de los hábitos sexuales modernos.
Manet sustituye en él a una diosa veneciana del amor y la belleza por una refinada prostituta parisina. Pero lo que realmente desconcertó a los críticos de la época es que Manet no la sentimentaliza ni la idealiza, y Olimpia no parece ni avergonzada ni insatisfecha con su trabajo. No es una figura exótica o pintoresca. Es una mujer de carne y hueso, presentada con una iluminación deslumbrante y frontal, sobre la que el pintor muestra un perturbador distanciamiento que no le permite moralizar sobre ella.
Ambas obras entusiasmaron a los pintores más jóvenes por lo que suponían de observación directa de la vida contemporánea, por su naturalidad y por su emancipación técnica. Manet se convirtió así, casi sin quererlo, en el personaje principal del grupo que se reunía en el Café Guerbois, la cuna del Impresionismo.
En 1867, hacia la época de la Segunda Exposición Universal en París, Manet, muy desalentado por su mal recibimiento en el Salón oficial, decidió seguir el ejemplo de Courbet unos años antes y dispuso, con su propio dinero, un pabellón donde presentó cerca de cincuenta obras sin, desde luego, ningún éxito público.
En el prólogo del catálogo es muy probable que le ayudara su amigo el novelista Zola porque, de hecho, para su pintura durante toda la década de 1860, Manet contó con el apoyo escrito de Zola desde su puesto de crítico de arte para la revista semanal L'Evenement. Bajo estas circunstancias Manet pintó de él en 1867-68, un retrato a la vez extraño y programático.
Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos, fue el pintor más puro que haya habido jamás, por completo indiferente ante los objetos que pintaba, salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras. Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta, pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno, que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.
Algunos creen todavía que fue un pintor de deficiente técnica, incapaz completamente de conseguir una coherencia espacial o compositiva. Otros piensan, por fin, que fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticas y enormemente fructíferas transformaciones que introdujo en la estructura pictórica.
OBRAS
1. LA NINFA SORPRENDIDA
La ninfa sorprendida es una pintura hecha por Édouard Manet a principios de 1860. La compañera del pintor, Suzanne Leenhoff, sirvió de modelo para la ninfa. El trabajo es un boceto de una composición más ambiciosa, abandonada en última instancia, y cuyo propósito era representar a Moisés salvado de las aguas. Una obra de óleo sobre lienzo y que se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes (Argentina).

2. OLYMPIA
Olympia, cuadro realizado por el famoso pintor francés Édouard Manet en 1863. Mide 130,5 cm de altura y 190 de largo. Esta célebre obra fue realizada por Manet para presentarla en el Salon des Refusés (Salón de los Rechazados) en el citado año de 1863. Sin embargo, no se expuso hasta 1865, en el Salón de París, en donde causó un gran escándalo, ya que aunque el público y la crítica aceptaban los desnudos en obras mitológicas, no era así cuando se trataba de un desnudo realista. Se exhibe en el Museo de Orsay (París).
Explícitamente inspirada en las Venus de Urbino del Tiziano, sin embargo el personaje central resulta ser evidentemente una prostituta parisina. En lugar de las doncellas que acompañaban a los desnudos del Cinquecento, entra en escena llevando un ramo de flores una mujer negra, cuyo rostro, casi imperceptible sobre el fondo oscuro, contrasta con los tonos claros de su vestimenta oriental. Por otra parte las carnaduras de la mujer desnuda que mira directa y provocadoramente a los espectadores son contrastadas junto a las sábanas y las almohadas por el fondo oscuro, resaltando la atmósfera de íntima sensualidad. En lugar del cándido perrito arrollado que se encuentra en la Venus de Urbino, a los pies de Olympia encontramos un despierto gato negro que simboliza a menudo la ambigüedad y la inquietud, estando implicado en relaciones o situaciones promíscuas o veladamente eróticas. Este felino negro impresionó tanto al público que durante años Manet sería recordado aún como «El pintor de los gatos». Otros elementos simbólicos notorios: el brazalete que lleva la mujer desnuda pertenecía a la madre de Manet, el ramo de flores era un típico regalo que los clientes ofrecían a las meretrices de clase alta. La orquídea entre los cabellos es también una referencia al sexo ya que se creía que tal flor poseía poderes afrodisíacos (de hecho el nombre de la orquídea tiene etimología sexual). Por otra parte Olympia calza una sola pantufla, esto en las pinturas alegóricas ha sido usado como símbolo de la inocencia perdida, además cabe notar que la orquídea, el brazalete y la pantufla con taco (por lo cual parece casi un zueco) cumplen la función sexual de fetiche.
A pesar de la audacia conceptual de este cuadro, su temática se inscribe en una larga tradición de la pintura académica, aquella de la odalisca y la esclava, tal como se observa en las Odaliscas de Ingres e incluso en la Odalisca de Bénouille y la de Jalabert, realizadas en 1840. Aunque Manet ha sabido quitar el subterfugio para representar a la mujer desnuda y es de este modo que se encuentra una suerte de directa filiación con su precedente: La maja desnuda retratada por Goya.
En cuanto a este cuadro de Manet, otro de los motivos para el escándalo fue que la mujer pintada era bastante conocida en París: la modelo y también pintora Victorine Meurent.
Cabe señalar que el nombre del cuadro no le fue dado por su realizador sino por Charles Baudelaire.
Se produce un notable contraste entre la figura de la modelo, y la ropa, tanto de la cama como de la criada negra, con el fondo, oscuro, del resto del cuadro. En este predominio del negro y el blanco, las únicas manchas de color son, por un lado, los bordados florales tipo oriental de una tela de seda, especie de mantón con flecos, que hay sobre la cama y del ramo de flores que le trae la sirvienta, que en cierto modo repite los colores de las flores bordadas.

3. ALMUERZO SOBRE LA HIERBA
Le Déjeuner sur l'Herbe ("Almuerzo sobre la hierba" en francés, muy a menudo mal traducido como "desayuno") es un cuadro al óleo de 208 cm de altura y 264,5 de largo, pintado por Édouard Manet en 1863. Se exhibe en el Museo de Orsay de París.
Al principio se llamó a este cuadro Le Bain, y luego La Partie carrée. En español, también se ha traducido como La merienda campestre o Almuerzo campestre.
La yuxtaposición de un desnudo femenino con caballeros completamente vestidos suscitó controversia cuando la obra se mostró por vez primera en el Salon des Refusés en 1863, después de ser rechazado por el Salón oficial. Fue el lienzo «más irritante y controvertido» de esa exposición de obras rechazadas. Aparte de considerar vulgar el que una mujer estuviera desnuda junto a jóvenes vestidos, numerosos críticos rechazaron la modernidad del estilo, desde el punto de vista cromático y compositivo.
En 1863, Manet sorprendió al público francés al exponer su Déjeuner sur l'Herbe («Desayuno sobre la hierba»). La idea del cuadro se le ocurrió durante una excursión a Argenteuil, a orillas del Sena. No es una pintura realista en el sentido social o político del término propio de un Daumier, sino que es una afirmación a favor de la libertad individual del artista. El escándalo que causaba una mujer desnuda desayunando despreocupadamente con dos hombres completamente vestidos, lo que ofendía a la moralidad de la época, se acentuaba por el hecho de que las figuras eran reconocibles.
El cuadro representa un almuerzo en un bosque, cerca de Argenteuil, donde discurre el Sena. La mujer desnuda, la modelo de Manet Victorine Meurend, cuyo cuerpo está crudamente iluminado, mira directamente al espectador. Está sentada sobre una tela azul, probablemente una parte de las ropas que se ha quitado. Los dos hombres son el hermano de Manet, Gustave y su futuro cuñado, el escultor holandés Ferdinand Leenhoff. Están vestidos como dandis. Los hombres parecen estar ocupados conversando, ignorando a la mujer. En frente de ellos, se muestran las ropas de la mujer, una cesta de frutas, y un pan redondo, como en un bodegón. En el fondo, una mujer ligeramente vestida vadea una corriente. Demasiado grande en comparación con las figuras del primer plano, ella parece flotar. La desproporción entre la mujer del fondo y la barca a la derecha se consideraba una impericia de parte del pintor: en realidad, los mórbidos contrastes cromáticos y la utilización de la perspectiva aérea en clave moderna inscriben esta obra entre las obras maestras del siglo XIX.
El fondo pintado toscamente carece de profundidad, dando al espectador la impresión de que la escena no tiene lugar en el exterior, sino en un estudio. Esta impresión se refuerza por el uso de una intensa luz «fotográfica», que casi no deja sombras: de hecho, la iluminación de la escena es inconsistente y nada natural. El hombre a la derecha luce un sombrero plano con una borla, de la clase que normalmente se usa en los interiores.
La esposa de Manet, Suzanne Leenhoff, y su modelo favorita, Victorine Meurent, posaron para la mujer desnuda, que lleva la cara de Meurent pero el cuerpo de Leenhoff, más regordete. El hombre a la izquierda es probablemente el cuñado de Manet, Rodolphe Leenhoff.
El estilo de la pintura rompe con las tradiciones académicas de la época. Manet usó una luz cruda, «fotográfica» que elimina los tonos medios. Se considera un cuadro «preimpresionista» por usar un motivo del entorno inmediato del artista. La hechura es conscientemente clásica[2] . Sin embargo, no intentó ocultar las pinceladas: de hecho, la pintura parece inacabada en algunas partes de la escena. El desnudo está muy lejos de las figuras suaves e impecables de Cabanel o Ingres.
A pesar de su tema mundano, Manet deliberadamente eligió un formato de lienzo grande, normalmente reservado para los grandes temas.

ALFRED SISLEY
Alfred Sisley (París, 30 de octubre de 1839 - Moret-sur-Loing 29 de enero de 1899) fue un pintor impresionista francobritánico.
De padres ingleses, fue enviado a Inglaterra para aprender el idioma y realizar estudios de comercio, contrarios a sus deseos artísticos. Empieza a pintar como aficionado e ingresa en el estudio de Charles Gleyre donde conoce a Pierre-Auguste Renoir y Frédéric Bazille. La guerra franco-prusiana de 1870 arruinó a su familia y obligó a Sisley a marchar a Londres. Decide entonces ser pintor. En 1874 expuso en la primera exposición de los impresionistas y lo continuaría haciendo en 1876, 1877 y 1882.
Sisley fue eminentemente un pintor paisajista, que se distinguió de sus colegas impresionistas por la decisiva intervención en sus cuadros de los elementos más imponderables: el agua, la nieve, el cielo, la niebla, de tal forma que ha sido considerado, junto a Monet, como uno de los impresionistas más puros. Entre 1872 y 1880 realizó lo mejor de su producción: paisajes de gran espontaneidad de los alrededores de París, de Marly, Louveciennes, Bougival, Sèvres, Saint-Cloud o Meudon.
Sisley nunca alcanzó el renombre de la mayor parte de sus compañeros impresionistas y vivió en la miseria a partir del momento en que dejó de recibir la ayuda económica de su acomodada familia. Esta situación se produjo a causa del hundimiento del negocio familiar en 1871. Falleció como había vivido, en la pobreza, antes de poder contemplar como sus cuadros, que en angustiosos momentos de penuria había vendido a precios irrisorios, al poco de su muerte comenzaban a ser apreciados por la crítica y el público y alcanzaban elevadas cotizaciones en el mercado artístico.
OBRAS
1. INUNDACIÓN EN PORT-MARLY
Inundación en Port-Marly, 1876, óleo sobre lienzo, 50,5 x 61 cm, Museo de Orsay, París. Un paisaje con colores suaves y coloridos, aparece una edificación en la parte izquierda del cuadro, y en la derecha mucha vegetación, todo está inundado por agua y en medio de este escenario un hombre recogiendo a otro en una pequeña balsa. Al fondo algunas barcazas mas recorriendo el lugar. 

2. THE LOING AT SAINT-MAMMES
Una obra de Sisley, realizada en 1885, representa un paisaje muy colorido, en e fondo se encuentran algunas edificaciones, cruzando un rio un hombre con vista al frente y sobre gran vegetación se encuentra de pie. Se encuentra en el Musée Malraux, Le Havre.

3. VISTA DE SAINT-MAMMÈS
Obra realizada por Sisley en 1880, en óleo sobre lienzo y que se exhibe en MNAC de Barcelona. Podemos identificar un paisaje impresionante (“impresionismo”), mucha vegetación y en medio un gran rio que atraviesa, utiliza colores primarios y secundarios, perspectiva y mucho realismo.
EDGAR DEGAS
Hilaire-Germain-Edgar de Gas, más conocido como Edgar Degas (París, 19 de julio de 1834 – ibídem, 27 de septiembre de 1917), fue un pintor y escultor francés. Es conocido por su visión particular sobre el mundo del ballet, capturando escenas sutiles y bellas, en obras al pastel.
Carrera artística
Después de regresar de Italia, Degas copió pinturas en el Louvre. En 1865 algunos de sus trabajos fueron aceptados en el Salón, y gradualmente ganó respeto en el mundo del arte convencional.[1] En 1870, hacia el final de la Guerra Franco-Prusiana, Degas se alistó en la guardia nacional, en donde la defensa de París le dejó poco tiempo para su pintura. Durante el entrenamiento con el rifle se le diagnosticaron problemas en su visión, y durante el resto de su vida la salud de sus ojos fue motivo constante de preocupación.
Finalizada la guerra, Degas visitó a su hermano René en Nueva Orleans, y produjo un número de trabajos, muchos sobre familiares, antes de regresar a París en 1873. El siguiente año, Degas ayudó a organizar la primera exhibición impresionista. Los impresionistas hicieron siete presentaciones posteriores, la última en 1886; Degas exhibió su trabajo en todas ellas salvo una. Por este entonces Degas se convertiría también en fotógrafo amateur, tanto por placer como para capturar una acción con precisión para su pintura.
En 1874, tras la muerte de su padre, surge una demanda del estado que revela que René (su padre) contrajo enormes deudas. Para preservar el buen nombre de la familia, Degas se ve forzado a vender su casa y una colección de arte que había heredado. De repente se encuentra dependiente de las ventas de su arte como única fuente de ingresos.[4] Después de varios años su situación financiera mejora, y las ventas de su trabajo artístico le permiten dar rienda suelta a su pasión por coleccionar trabajos de los artistas a quienes admira, grandes maestros como El Greco, modernos cómo Delacroix, y contemporáneos suyos Cézanne, Gauguin o Van Gogh. Ingres y Manet fueron especialmente bien representados.
A medida que pasaron los años Degas se aisló, en parte debido a su creencia de que «un pintor no puede tener vida personal».[6] La controversia del Caso Dreyfus reveló sus inclinaciones antisemitas, rompiendo con sus amigos judíos.[5] Se cree que estuvo trabajando en pastel hasta fines del año 1907, y también que continuó haciendo escultura hasta finales de 1910. Aparentemente dejó de trabajar en 1912, cuando la demolición de su residencia en la rue Victor Massé lo forzó a mudarse al boulevard de Clichy.[7] Nunca se casó y pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego, «vagando sin sentido por las calles de París»[8] hasta morir en 1917.
Estilo
Admiraba a Ingres y los maestros del renacimiento italiano, pero también recibió la influencia del arte japonés y las tendencias simbolistas. En sus primeras obras sigue las tendencias neoclásicas, pintando cuadros de historia influido por el romántico Delacroix.
Es considerado uno de los fundadores del Impresionismo. No obstante, su estilo se desmarca del grupo en varios aspectos, fundamentalmente en su preferencia por los temas urbanos con escenas iluminadas artificialmente, en lugar de la pasión por la naturaleza y la luz natural de otros miembros del grupo; su formación académica se evidencia en que no abandona el dibujo sino que lo convierte en elemento esencial de sus elaboraciones de figuras, predominando pues la línea sobre el color; abandona la técnica al óleo para dedicarse exclusivamente al pastel; utiliza encuadres que lo acercan a la fotografía.
Realizó retratos y series sobre el mismo tema, destacadamente las bailarinas, pero también sobre las carreras de caballos, uno de sus temas favoritos, en el que explora el movimiento. Otra serie son los desnudos femeninos que realiza sobre los distintos momentos de la toilette femenina. También representa escenas cotidianas de mujeres, lavanderas, planchadoras o burguesas.
A partir de 1880 usó cada vez más el óleo, en particular cuando trata desnudos femeninos. Esta técnica resultaba ideal para materializar su interés por el dibujo y la realidad instantánea y cambiante.
Esta línea de preferencia por la luz artificial y los ambientes urbanos es seguida por el postimpresionista Toulouse-Lautrec. Degas fue uno de los pintores, junto a Ingres y Rafael, que Paul Gauguin admiraba y Van Gogh detestaba, como señala el primero en una carta a Émile Bernard, datada en Arlés, 1888.
Una de sus obras, a la que llamó La pequeña bailarina de 14 años, fue la única escultura exhibida por Edgar Degas en una exposición. Actualmente está esculpida en bronce, pero Edgar Degas la esculpió en cera. Unos estudios recientes han demostrado que el «esqueleto» de la escultura no se hizo de alambre, sino de madera de pinceles viejos.
OBRAS
1. LA ORQUESTA DE LA ÓPERA
La orquesta de la Ópera (en francés: L'orchestre de l'Opéra), es un cuadro del pintor francés Edgar Degas. Está realizado al óleo sobre lienzo. Mide 56,5 cm de alto y 46 cm de ancho. Fue pintado hacia 1868-1869 (óleo sobre tela). Actualmente, se encuentra en el Museo de Orsay, de París, Francia. También es conocido con el título de Los músicos de la orquesta.
Se trata de uno de los cuadros realizados en los años 1860-1870 por Edgar Degas representando el mundano ambiente de la ópera, como ya hizo en el Retrato de Mlle. Eugénie Fiocre en el ballet «La Source» (h. 1867) o haría más tarde con El centro de danza en la Ópera (1872). En este caso, se centra en los músicos, ejecutando un retrato de su amigo D. Dihau, que tocaba el fagot en la orquesta de la ópera. Alrededor de él, el resto de los músicos dentro del foso, vestidos de negro y sumidos en la sombra. Por delante, el límite del foso está marcado por una rampa. En último plano se ve la parte inferior de las figuras de las bailarinas, con sus vaporosos tutús, iluminados por una luz fría.
Destaca en esta obra la composición y encuadre, casi fotográficos. Recuerdan a la obra de Daumier y las estampas japonesas.



2. LA ESTRELLA
La estrella, h. 1878 (colección privada, París), en esta obra podemos apreciar a una bailarina, posiblemente la principal del acto, está danzando en medio del escenario y sosteniendo un ramo de flores en su mano derecha, el fondo es muy decorado y tiene colores fuertes, la vestimenta de la bailarina está muy bien elaborado, hasta el último detalle.


3. LA LA EN EL CIRCO FERNANDO
 La La en el circo Fernando, 1879. En esta obra podemos observar, a una mujer colgando de una soga en la cima de una carpa de circo, realizando algún acto artístico, la vestimenta está bien representada y presenta mucho realismo, se emplean colores suaves y claros, primarios y secundarios.

AUGUSTE RENOIR
Pierre Auguste Renoir (25 de febrero de 1841 - 3 de diciembre de 1919), es uno de los más célebres pintores franceses. No es fácil clasificarlo: perteneció a la escuela impresionista, pero se separó de ella rápidamente por su interés por la pintura de cuerpos femeninos sobre los paisajes. El pintor Rafael tuvo una gran influencia en él. [cita requerida]
El impresionismo es un movimiento pictórico que surge en Francia a finales del siglo XIX, en contra de las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales en el Salón parisino.
El objetivo de los impresionistas era conseguir una representación del mundo espontánea y directa, en pinturas creadas directamente "in situ", no elaboradas en el taller tal y como se estilaba hasta entonces. En parte por la necesidad de abreviar la ejecución, se recurre a una pincelada rápida y suelta, y a formatos manejables frente a los formatos monumentales típicos de la pintura académica.
Renoir, ofrece una interpretación más sensual del impresionismo, más inclinada a lo ornamental y a la belleza. No suele incidir en lo más áspero de la vida moderna, como a veces hicieron Manet y Van Gogh. Mantuvo siempre un pie en la tradición; se puso en relación con los pintores del siglo XVIII que mostraban la sociedad galante del rococó, como Watteau.
En sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable. Se le puede emparentar por ello con Henri Matisse, a pesar de sus estilos distintos. Trató temas de flores, escenas dulces de niños y mujeres y sobre todo el desnudo femenino, que recuerda a Rubens por las formas gruesas. En cuanto a su estilo y técnica se nota en él un fuerte influjo de Corot.
Renoir posee una vibrante y luminosa paleta que hace de él un impresionista muy especial. "El palco", "El columpio", "El Moulin de la Galette", "Le dèjeuner des canotiers", "Bañistas", son sus obras más representativas.
Auguste Renoir nació en Limoges en febrero de 1841. En 1845, Renoir y su familia se mudaron a París. Allí, Pierre-Auguste continuó sus estudios hasta la edad de 13 años. Ya como adolescente, trabajó en el taller de los hermanos Lévy donde pintó figuras decorativas sobre porcelana hasta los 17 años.[1] En 1858, Renoir realiza pintura sobre abanicos. En esa actividad adquirió el gusto por las piezas de gran luminosidad y de pinceladas rápidas.
En 1862, Renoir, al captar atención por las pinturas que tuvo que hacer en unas misiones religiosas, postuló a la Escuela de Bellas Artes y entró al taller de Gleyre, donde conoció a Monet, Bazille y Sisley. Sus primeros cuadros de estilo clásico, romántico y realista no fueron inicialmente bien criticados. Sin embargo, la primera obra que expone en la galería l’Esméralda en 1864 recibió una muy buena acogida, pero después de la exposición la destruyó. Pintó gran cantidad de paisajes y de cuerpos humanos, principalmente femeninos (sobre todo el de Lise Tréhot quien fue su amante). Esta joven tuvo una importancia vital en la obra del pintor, dado que al romperse la relación, hubo un cambio en el estilo del autor. La carrera de Renoir realmente se inicia en 1867 con la exposición de la Lise à l’ombrelle.
El almuerzo de los remeros. Óleo. 1881, Washington, Colección Phillips. La mujer que juega con el perrito será su futura esposa, Aline Charigot.
El período impresionista de Renoir dura entre 1870 y 1883. Pinta gran cantidad de paisajes pero sus obras más características tiene por tema la vida social urbana. En todos sus temas el énfasis lo pone en la juventud y la vitalidad. Su más grande obra durante este período es Déjeuner des canotiers; la mujer que juega con el perrito en este cuadro será su esposa, Aline Charigot. De esta época data su Retrato de Madame Charpentier con sus hijos, aún impresionista. Le fue encargado por el editor Charpentier, quien le ayudó en años difíciles. Gracias a él, fue convocado a colaborar en las ilustraciones para un libro de Émile Zola.
Entre 1883 y 1890, Renoir entra en su período ingresco. En busca de las fuentes clásicas de Ingres marcha a Italia y contempla la obra de Rafael in situ; decide revisar su estilo. Los contornos de sus personajes se vuelven más precisos. Dibuja las formas con gran precisión, los colores se vuelven más fríos. Al convertirse en padre por primera vez deja la pintura por un tiempo. Al regresar al trabajo realiza la más importante obra de este período Grandes baigneuses, cuadro que tardó tres años en completar.
De 1890 a 1900, Renoir cambia nuevamente su estilo. Ahora es una mezcla de sus estilos impresionista e ingresco. Mantiene los temas Ingres pero con la fluidez en las pinceladas de su período impresionista. Su primera obra de este período Jeunes filles au piano, es adquirida por el estado francés para ser expuesta en el Museo de Luxemburgo. En 1894, Renoir es padre por segunda vez. La niñera de sus hijos, Gabrielle Renard, se convierte en uno de sus modelos preferidos.
Entre 1900 y 1919, Renoir entra en su período de Cagnes. En esta época sufre graves crisis de reumatismo. Con el nacimiento de su tercer hijo en 1901 su pintura toma una nuevo matiz. En varias ocasiones pinta en compañía de la niñera, quien también se convertirá en modelo para sus obras.
Al morir su esposa Aline en 1915, Renoir, ya en silla de ruedas, continúa pintando para ahogar su pena. Vuelto a Cagnes continuó pintando hasta terminar su composición "Descanso tras el baño", y una naturaleza con manzanas. Pierre-Auguste Renoir moriría el 3 de diciembre de 1919 luego de visitar por última vez el Louvre donde ya se exponían sus pinturas, recién pasada una fuerte pulmonía, y sería enterrado a los tres días en Essoyes junto a su esposa. También cabe recordar que fue padre del destacado cineasta francés Jean Renoir ("La gran ilusión", "La regla del juego"), que comenzó practicando el naturalismo cinematográfico y terminó depurando su estilo hasta alcanzar el impresionismo en algunos films ("La comida sobre la hierba").
Como casi todos los restantes impresionistas, fue un autor ausente de los museos españoles hasta la apertura del Museo Thyssen-Bornemisza. La Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, expuesta en una ampliación del mismo museo, cuenta también con ejemplos suyos. La Casa de Alba cuenta con un "Busto de mujer con sombrero de cerezas" (Palacio de Liria, Madrid) que fue adquirido por la actual duquesa en su juventud, también el Museo Soumaya en la Ciudad de México cuenta con la colección más grande de este pintor fuera de Europa.
OBRAS
1. EL MATRIMONIO SISLEY
Obra realizada en 1868 en óleo sobre lienzo y exhibida en el Museo Wallraf-Richartz.
El matrimonio Sisley es un cuadro del pintor francés Pierre-Auguste Renoir. Fue ejecutado en 1868. Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo, que mide 105 cm de alto y 70 cm. de ancho. Actualmente se conserva en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia (Alemania).
Los dos protagonistas del cuadro, como indica el propio título, son Marie y Alfred Sisley, pintor impresionista y gran amigo de Renoir.
Se trata de un cuadro de juventud, en el que aún se conservan rasgos tradicionales en la representación de las figuras. El matrimonio amigo tiene un gesto de cariño, un poco torpe. Sin embargo, el fondo que representa un jardín o parque luminosos, es claramente impresionista.

2. EL ALMUERZO DE LOS REMEROS
El almuerzo de los remeros. Óleo. 1881, Washington, Colección Phillips. La mujer que juega con el perrito será su futura esposa, Aline Charigot. En la obra podemos apreciar un almuerzo donde se encuentran varias personas, varias se encuentran conversando, pero lo más notorio de esta pintura es la mujer que juega con un perrito, los colores empleados son fuertes y se denota mucho realismo y acabados casi perfectos. 

3. JEUNE FILLE AU CHAPEAU DE PAILLE
Jeune fille au chapeau de paille, (v. 1884). En esta obra impresionante podemos apreciar a una hermosa dama, de cabellera larga y pelirroja, lleva un sombrero y con su mano derecha sostiene parte de dicho cabello, su piel es muy blanca y su mirada refleja serenidad, lleva un traje muy elegante, además de pendientes y un anillo, el fondo está representado con colores fuertes obscuros que hacen sobresalir la piel blanca de la mujer.

CAMILLE PISSARRO
Jacob Abraham Camille Pissarro, más conocido como Camille Pissarro (Saint Thomas, 10 de julio de 1830 - París, 13 de noviembre de 1903), fue un pintor impresionista y después neo-impresionista francés.
Está considerado como uno de los fundadores del movimiento impresionista. Como decano del impresionismo tuvo un importante papel de conciencia moral y guía artístico. Pintó la vida rural francesa y escenas del barrio de Montmartre. Entre sus discípulos se cuentan Paul Cézanne, Paul Gauguin, Jean Peské y Henri-Martin Lamotte.
Hijo de Abraham Gabriel Pissarro, un judío sefardí portugués y Rachel Manzano-Pomié dominicana. En 1847, tras concluir parte de sus estudios en Francia, regresó a Santo Tomás para ayudar en el comercio de sus padres. En sus momentos libres se dedicaba a dibujar.[1] Posteriormente abandonó su hogar debido a la oposición de sus padres a que se convirtiese en artista. Viajó a Caracas (1852), acompañado de su maestro, el pintor danés Fritz Melbye.[2] Allí se dedicó plenamente a la pintura, realizando paisajes y escenas de costumbres.
En 1855 se trasladó a París, donde asistió a la Escuela de Bellas Artes y a la Academia de Jules Suisse. Estudió con el paisajista francés Camille Corot y trabó amistad con Claude Monet, Cézanne y Armand Guillaumin.
Claude Monet y Pissarro coincidieron en Londres, donde conocieron a Durand-Ruel (1831-1922), que se convirtió a partir de ese momento en el marchante oficial del grupo. Pissarro y Monet hicieron en Londres estudios de edificios envueltos en nieblas.
Su estilo en esta época era bastante tradicional. Se le asocia con la Escuela de Barbizon aunque pasado algún tiempo evolucionó hacia el impresionismo. Se le considera, junto con Monet y Alfred Sisley, uno de los impresionistas puros, diferenciándose del grupo de los "problemáticos" (Renoir, Degas, Cezanne).
Al volver a Francia después de su estancia en Londres, participó plenamente en las exposiciones del grupo impresionista, del que fue cofundador. Además, fue el único que participó en las ocho exposiciones del grupo (1874-1886).
Durante la Guerra Franco-prusiana, (1870-1871), volvió a residir en Inglaterra, donde estudió el arte inglés y en especial los paisajes de William Turner. En los años 80 experimentó con el puntillismo y produjo escenas rurales de ríos y paisajes y también escenas callejeras de París, como La calle Saint-Honoré después del mediodía (1897, Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid), La Haya y Londres.
Atraído por la tierra, pintó la vida rural francesa, en particular paisajes y escenas representando personas trabajando en el campo. Del período llamado de Pontoise (1872-1884, aproximadamente) datan sus mejores obras inspiradas en Monet y Cézanne: La siega en Montfoucault (1876), Los tejados rojos (1877), Primavera en Pontoise (1877). Tras un período neoimpresionista, volvió al lirismo y al esplendor cromático del impresionismo. También son famosas sus escenas de Montmartre.
En 1895, un empeoramiento de la enfermedad ocular que padecía le obligó a pintar paisajes urbanos de París desde la ventana de su casa: Avenida de la Ópera, Jardín de las Tullerías y Efecto de nieve.
La obra de Pissarro está representada en el Museo de Orsay de París. Como profesor tuvo como alumnos a Paul Gauguin, Paul Cézanne, su hijo Lucien Pissarro y la pintora impresionista estadounidense Mary Cassatt. Políticamente fue simpatizante del anarquismo.
OBRAS
1. EL JARDÍN DE PONTOISE
El jardín de Pontoise, obra realizada en 1877, podemos apreciar un hermoso paisaje lleno de jardines, algunas edificaciones o mansiones, en medio de grandes jardines, una dama sentada en una banca, sosteniendo un parasol en su mano derecha y admirando la vegetación, a su lado una niña tocando un instrumento musical. Sobresalen los colores fuertes y las pinceladas son finas y gruesas al mismo tiempo, se denota mucho realismo por lo que viene a ser un cuadro impresionista. 

2. CASTAÑA EN LOUVECIENNES
Una obra realizada en 1870, podemos apreciar un bello paisaje en una estación del año (invierno), al fondo una especie de iglesia cubierta de nieve, cercada con madera corta, al frente un árbol seco a la izquierda y a la derecha dos personas, una mujer y una niña muy abrigadas por el frio. Tiene mucho realismo y pertenece a un cuadro realista. 

3. LA COSECHA
En esta obra realizada en 1882, podemos observar como una escena cotidiana, donde las mujeres se encuentran sembrando y cosechando, un gran terreno con algunas edificaciones pequeñas al fondo. Predomina el color dorado o amarillo y colores suaves. Presenta mucho realismo y pertenece a un cuadro de estilo impresionista. 

PAUL CEZANNE
Paul Cézanne (19 de enero de 1839 – 22 de octubre de 1906) fue un pintor francés postimpresionista, considerado el padre de la pintura moderna, cuyas obras establecieron las bases de la transición entre la concepción artística decimonónica hacia el mundo artístico del siglo XX, nuevo y radicalmente diferente. Sin embargo, mientras vivió, Cézanne fue un pintor ignorado que trabajó en medio de un gran aislamiento. Desconfiaba de los críticos, tenía pocos amigos y, hasta 1895, expuso sólo de forma ocasional. Fue un «pintor de pintores»,[1] que la crítica y el público ignoraban, siendo apreciado sólo por algunos impresionistas y, al final de su vida, por la nueva generación (los nabis o la escuela de Pont-Aven).
París
Se inscribió en la Academia Suiza (Académie Suisse), una academia privada en la que trabajaba con modelos del natural, y en la que no había exámenes ni lecciones[2] , todo ello para[3] la École des Beaux-Arts. En el Museo del Louvre descubrió la obra de Caravaggio y de Velázquez, lo que marcó profundamente su evolución artística. Cuando rechazaron su candidatura a la École des Beaux-Arts, regresó a Aix y aceptó un empleo en el banco de su padre. Sin embargo, en 1862 decidió volver a París para consagrarse definitivamente a la pintura, pasándole su padre una pensión de 125 francos.[2] Reanudó su amistad con Zola y continuó sus estudios en la Academia Suiza, donde conoció a Guillaumin y a Camille Pissarro, pintor mayor que él aunque poco reconocido, que vivía con su numerosa familia en una zona rural a las afueras de París. Cézanne se sintió de inmediato atraído por los elementos más radicales del mundo artístico parisino. Admiraba sobre todo al pintor romántico Eugène Delacroix y, entre los artistas más jóvenes, a Gustave Courbet y a Édouard Manet, que exponían obras de estilo y temas chocantes para sus contemporáneos. La polémica entre el arte oficial y los nuevos pintores llevó a la creación, en 1863, del Salon des Refusés donde se mostraban obras no aceptadas por el jurado oficial del Salón de París. El Salón oficial, por su parte, rechazó todas las obras que presentó desde 1864 hasta 1869. En 1864 pasó el verano en Aix-en-Provence; es el mismo año en que se celebra una muestra de la obra de Delacroix, lo que permite a Cézanne conocer su pintura en profundidad. 1869 es el año en el que conoce a la modelo Marie-Hortense Fiquet. En 1870 el Salón rechazó su Retrato de Achille Emperaire, por entender que era inaceptable al no respetar la perspectiva ni la corrección anatómica, juzgándolo «en el límite de lo grotesco».[2]
Cuando estalló la Guerra Franco-prusiana en julio de 1870, Cézanne y Hortense dejaron París para ir a L'Estaque, cerca de Marsella, evitando así el alistamiento. Fue declarado prófugo en enero de 1871, pero la guerra acabó en febrero y la pareja volvió a París en verano. En enero del año siguiente, 1872, tuvieron a su hijo Paul en París. Se trasladaron entonces a Auvers-sur-Oise, donde vivió en casa del Dr. Gachet. La madre de Cézanne supo de los acontecimientos familiares, pero no su padre, a quien no se le mencionó la existencia de Hortense por miedo de incurrir en su ira. En Auvers profundiza su amistad con Pissarro, que vivía en Pontoise. Inicialmente, era la relación de un maestro con su alumno, con Pissarro ejerciendo una influencia formativa sobre el artista más joven. Durante mucho tiempo después, Cézanne se describió a sí mismo como el alumno de Pissarro, refiriéndose a él como «Dios Padre» y diciendo «Todos nosotros provenimos de Pissarro».[4] Bajo la tutela de Pissarro, en el corto periodo comprendido entre 1872 y 1873, Cézanne pasó de los tonos oscuros a los colores brillantes y comenzó a concentrarse en escenas de la vida rural. A lo largo de la siguiente década, sus excursiones para pintar paisajes juntos, del natural, en Louveciennes y Pontoise, llevaron a una relación de trabajo en colaboración entre iguales.
Dejando a Hortense en la región de Marsella, Cézanne se movía entre París y Provenza. Gracias a Pissarro, conoció al "tío" Tanguy en París en el año 1873. Se trataba de un comerciante de colores que aceptaba cuadros como pago de los materiales que vendía a los pintores. Aunque parecía tener menos dominio de la técnica que los otros impresionistas, Cézanne fue aceptado dentro del grupo. Expuso en la primera muestra impresionista celebrada en el estudio del fotógrafo Nadar en 1874: se expusieron Una moderna Olimpia, Paisaje de Auvers-sur-Oise y La casa del ahorcado. Estas obras fueron objeto de burlas, pero la tercera llegó a venderse (ahora en el Museo de Orsay de París). En 1875, llamó la atención del coleccionista Victor Chocquet, cuyos encargos le proporcionaron algo de alivio financiero. Pasó el verano de 1876 en L'Estaque, lo que le dio la oportunidad de pintar dos marinas. No intervino en la segunda muestra impresionista, pero sí en la tercera (1877) celebrada en la calle Pelletier, con dieciséis obras, entre acuarelas, bodegones, paisajes, un cuadro de bañistas y un retrato del coleccionista Chocquet. El éxito comercial de los impresionistas era ya limitado de por sí y, dentro de este grupo, las obras de Cézanne tuvieron la acogida más desfavorable. Sus pinturas provocaban hilaridad, indignación y sarcasmo. El crítico Louis Leroy dijo del retrato de Chocquet: «Esta cabeza que parece tan peculiar, con el color de una bota vieja, impresionaría a [una mujer embarazada] y provocaría la fiebre amarilla en el fruto de su vientre antes de su entrada en el mundo».[5] Cézanne no volvió a exponer con el grupo.
Provenza
Cézanne pasó el año 1878 en el Mediodía francés, con Hortense y su hijo. En marzo, su padre descubrió el asunto de Hortense y amenazó con romper con él financieramente pero, en septiembre, decidió subirle la asignación a 400 francos. En 1879-80 pasó parte del invierno en Melun, aprovechando para pintar el paisaje cubierto de nieve. Entre las obras maestras de este periodo está la vista del Puente de Maincy. En agosto de 1880 marchó a casa de Zola en Médan, a orillas del Sena donde conoció a Huysmans; aprovechó para pintar al aire libre. Su padre, debido a la vida que lleva, dejó de enviarle ayuda. En mayo de 1881, conoció a Gauguin en la casa de Pissarro en Pontoise; en octubre regresó a Aix, donde su padre Louis-Auguste le hizo un estudio en Jas de Bouffan.[2] Estaba en la planta superior y se le proporcionó una gran ventana, que permitía la entrada de la luz del norte pero interrumpiendo la línea de los aleros, lo cual aún se aprecia. La familia Cézanne fijó definitivamente su residencia en L'Estaque, y a partir de entonces sólo en raras ocasiones abandonó Provenza. El traslado refleja una nueva independencia respecto a los impresionistas, centrados en París, y la preferencia del pintor por el sur, su tierra natal.
En L'Estaque recibió la visita de Renoir (1882), quien quedó impresionado con la belleza del paisaje. Ese año fue la única vez que pudo exponer en el Salón de París, gracias a la intervención de su amigo y artista Antoine Guillemet, Retrato de Louis-Auguste Cézanne, padre del artista, leyendo 'l'Evénement', 1866 (National Gallery, Washington).[6] Escaso es el reconocimiento que obtiene por la crítica oficial. Por entonces, dejó de trabajar en estrecha relación con Pissarro. Había conocido al pintor Monticelli en Marsella en los años 1860, y entre 1878 y 1884 los dos artistas a menudo pintaron paisajes juntos, recorriendo en una ocasión durante un mes el campo de Aix. En 1883 murió Manet, noticia que afectó a Cézanne. En diciembre se reunieron con él en L'Estaque Monet y Renoir.
El año 1886 fue crucial: se casó con Hortense y, en octubre, murió su padre. Le dejó en herencia la finca que había adquirido en 1859. Cézanne tenía 47 años de edad y por fin consiguió la independencia económica, gracias a la gran herencia que recibió,[7] aunque siguió manteniendo el aislamiento social. Es el año de su ruptura con Émile Zola, después de que este le usara, en gran medida, como modelo para el artista fracasado y trágico Claude Lantier, en La obra. Cézanne sintió que la novela era indecorosa y una traición por parte de su amigo de la infancia, por lo que rompieron su amistad y no volvieron a verse.
Para el año 1888 la familia estaba en la anterior mansión, Jas de Bouffan, un sólido edificio y terrenos con edificaciones anejas. Actualmente es propiedad de la ciudad, aunque con menos terreno, y está abierta al público de manera limitada. En 1889 muestra La casa del ahorcado en la Exposición Universal. Al año siguiente, expone en Bruselas con los XX, un grupo de pintores muy activos.[2] No obstante, su periodo idílico en Jas de Bouffan fue sólo temporal. Desde 1890 hasta su muerte, se sucedieron acontecimientos perturbadores que le hicieron aislarse más, dedicándose en exclusiva a la pintura. Entre 1887 y 1893, sólo recibe la visita de unos pocos iniciados, como los marchantes de arte J. Tanguy y Ambroise Vollard.
Los problemas comenzaron con el comienzo de la diabetes en 1890, desestabilizando su personalidad hasta el punto de que las relaciones con otros quedaron de nuevo afectadas. Viajó a Suiza, con Hortense y su hijo, quizá esperando restaurar su relación. Cézanne, sin embargo, regresó a vivir a Provenza; Hortense y Paul el joven, a París. Las necesidades financieras obligaron a Hortense a volver a Provenza pero en viviendas separadas. Cézanne se trasladó con su madre y su hermana.
Bodegón con cortina (1895) ilustra la creciente tendencia de Cézanne hacia la compresión tersa de formas y tensión dinámica entre figuras geométricas.
En 1891 volvió al catolicismo, aunque las imágenes religiosas fueron escasas en su obra tardía. Cézanne sostenía que «Cuando juzgo el arte, cojo mi cuadro y lo pongo junto a un objeto obra de Dios como un árbol o una flor. Si desentona, no es arte».[8]
En 1895 se celebró su primera exposición individual, organizada por Vollard, con 100 lienzos. Este marchante promocionó la obra de Cézanne con gran éxito durante los años siguientes, logrando que subiera su cotización, como se comprueba al ver los precios de las ventas Duret y Tanguy (1894)[9] [2] y la venta Chocquet de 1899.[10]
En 1897 murió su madre, lo que le permitió reconciliarse con su mujer. Vendió Jas de Bouffan y alquiló un lugar en Rue Boulegon, donde construyó un estudio. También alquiló una habitación en el Château Noir, cerca de Aix, donde se prepara un pequeño estudio. Pasó una temporada en Le Tholonet, en la ladera de la montaña Sainte-Victoire, haciendo de ella objeto de su pintura, lo mismo que la cantera de Bibémus.[2]
Sus pinturas se hicieron bien conocidas y buscadas y obtuvo el respeto de una nueva generación de pintores. A pesar del creciente reconocimiento público y éxito financiero, Cézanne prefirió trabajar en el aislamiento artístico, normalmente pintando en Provenza. En 1900 tres de sus lienzos se incluyen en la Exposición Universal y trece en una exposición organizada por Paul Cassirer en Berlín, ocasión en la que el poeta Rainer Maria Rilke vio su obra por vez primera.[2] En 1901 expone en el Salón de los Independientes. Ese mismo año, Maurice Denis presenta su Homenaje a Cézanne, cuadro en el que puede verse a un grupo de artistas (Redon, Vuillard, Bonnard y Denis) alrededor de un bodegón pintado por Cézanne y que había sido propiedad de Gauguin.[1]
La relación entre Cézanne y su mujer siguió siendo tormentosa. Necesitaba un lugar en el que estar él solo. En 1901 compró algo de tierra a lo largo del Chemin des Lauves («Camino de Lauves»), una carretera aislada en la colina de Lauves, y encargó que le hicieran allí un estudio (el atelier, actualmente abierto al público), en donde aún puede verse el atrezzo de sus obras, tal como las dejó. Desde allí se ve la montaña Sainte-Victoire. Allí pintó hasta su muerte. Mientras tanto, en 1902, hizo un borrador de testamento excluyendo a su esposa de su herencia y dejándoselo todo a su hijo. Aparentemente la relación estaba de nuevo rota; se dice que ella quemó los recuerdos de su madre.
En 1903 culmina el reconocimiento de su obra, apareciendo en diversas exposiciones. Así, el Salón de Otoño expone 33 lienzos suyos. También se incluyen obras de Cézanne en la Secesión vienesa y en la de Berlín.
Émile Bernard, que ya en 1892 había dedicado un artículo a Cézanne, estuvo trabajando con él durante todo un mes en 1904.[11] [2] Ese mismo año, el Salón de Otoño le dedicó toda una sala, con 30 cuadros y dos dibujos. En 1905 Vollard presentó las acuarelas de Cézanne. Era ya un pintor de prestigio. Se sucedían exposiciones retrospectivas. Muchos pintores jóvenes viajaron hasta Aix-en-Provence para verle trabajar y pedirle consejo durante los últimos años de su vida. Sin embargo, tanto su estilo como sus teorías continúan siendo misteriosas y crípticas; para unos era un pintor primitivo ingenuo y para otros un complicado maestro en los procedimientos técnicos.
Muerte de Cézanne
Un día, Cézanne se vio atrapado por una tormenta mientras trabajaba en el campo.[12] Sólo después de haber trabajado durante dos horas bajo el aguacero decidió regresar a casa; pero en el camino se desmayó. Lo llevó a casa un conductor que pasaba. Su ama de llaves le frotó los brazos y las piernas para restaurar la circulación; como resultado, recuperó la consciencia. Al día siguiente, pretendía seguir trabajando, pero más tarde se desmayó; el modelo pidió ayuda; le metieron en la cama, en Lauves, de donde no volvió a salir.[12] Murió unos pocos días después, el 22 de octubre de 1906. Murió de neumonía y fue enterrado en el antiguo cementerio en su amada ciudad natal de Aix-en-Provence.
Después de su muerte, su estudio en Aix se convirtió en un monumento, Atelier Paul Cézanne, o les Lauves.
Estilo
Cézanne intentó conseguir una síntesis ideal de la representación naturalista, la expresión personal y el orden pictórico. Al igual que Zola con el realismo literario, Cézanne manifestó un interés progresivo en la representación de la vida contemporánea, pintando el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse de idealizaciones temáticas o afectación en el estilo. Luchó por desarrollar una observación auténtica del mundo visible a través del método más exacto de representarlo en pintura que podía encontrar. Con este fin, ordenaba estructuralmente todo lo que veía en formas simples y planos de color. Su afirmación «Quiero hacer del impresionismo algo sólido y perdurable como el arte de los museos», subraya su deseo de unir la observación de la naturaleza con la permanencia de la composición clásica. Ello queda en evidencia igualmente con su pretensión de «revivir a Poussin del natural» (Vivifier Poussin sur nature).
Son muy características y fácilmente reconocibles sus pinceladas, a menudo repetitivas, sensibles y exploratorias. Estas pequeñas pinceladas y planos de color se conjugaban para formar campos complejos, expresando al mismo tiempo las sensaciones del ojo que observa y una abstracción de la naturaleza observada.
Cézanne se esforzó por comprender y reflejar la complejidad de la percepción visual humana. Quería ofrecer una visión auténtica de la realidad, y para ello observa los objetos desde distintos puntos de vista, lo que le lleva a representarlos desde perspectivas diferentes simultáneamente. La obra de madurez de Cézanne muestra el desarrollo de un estilo de pintura solificado, casi arquitectónico. La intensidad de sus colores, unida al aparente rigor de la estructura compositiva, indica que, a pesar de la frecuente desesperación del propio artista, había sintetizado los elementos básicos de representación y expresividad de la pintura de un modo muy personal.
Estaba interesado en la simplificación de las formas que ocurrían naturalmente a sus esencias geométricas:
Todo en la naturaleza se modela según la esfera, el cono, el cilindro. Hay que aprender a pintar sobre la base de estas figuras simples; después se podrá hacer todo lo que se quiera. Cézanne, 1904.
Por ejemplo, un tronco de árbol puede concebirse como un cilindro, una cabeza humana como una esfera. Además, la atención concentrada con la que había registrado sus observaciones de la naturaleza dieron como resultado una profunda exploración de la visión binocular, que resulta de dos percepciones visuales simultáneas y ligeramente diferentes, y nos proporciona una percepción de la profundidad y un conocimiento complejo de las relaciones espaciales. Vemos dos puntos de vista simultáneamente; Cézanne empleó este aspecto de la percepción visual en su pintura en grados diferentes. La observación de este hecho, junto con el deseo de Cézanne de capturar la verdad de su propia percepción, a menudo le llevó a presentar los perfiles de formas para al mismo tiempo intentar mostrar los puntos de vista distintivamente diferentes de tanto el ojo izquierdo como el derecho.
El periodo oscuro, París, 1861-1870
Se trata de un periodo caracterizado por colores oscuros y un intenso uso del negro, con pigmentos espesos, muy empastado. Su obra difiere grandemente de sus anteriores acuarelas y esbozos de la École Spéciale de dessin de Aix-en-Provence en 1859, o de sus obras posteriores. A menudo se usan para estas obras los términos antisocial o violento, o también eróticas o macabras.[17] Su temática es la figura en el paisaje y comprende muchas pinturas de grupos de figuras grandes y pesadas en el paisaje, pintadas imaginativamente.
Periodo impresionista, Provenza y París, 1870-1878
Cuando Cézanne marchó a L'Estaque en 1870, cambió sus temas para dedicarse principalmente al paisaje. Al instalarse en 1872, en Auvers (Val-d'Oise), comenzó su estrecha relación de trabajo con Pissarro, quien vivía en la cercana Pontoise. Junto con Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir y unos pocos pintores más, Pissarro había desarrollado un estilo para trabajar al aire libre (en plein air) de forma rápida y a escala reducida, que consistía en utilizar pequeños toques de colores puros, sin recurrir a bocetos preliminares ni a dibujos. Pretendían atrapar de ese modo los efectos lumínicos fugaces así como su interpretación visual, también efímera, de la naturaleza. Bajo la influencia de Pissarro, Cézanne comenzó a abandonar las normas académicas y la paleta sombría y fuertemente empastada que le caracterizaba. Sus lienzos se hicieron mucho más brillantes, con colores claros, eligiendo los colores primarios y sus complementarios, además de forzarle a observar atentamente la realidad.[2] Su tema favorito son paisajes. Trabajó a partir de la observación directa y gradualmente desarrolló un estilo de pintura aéreo y ligero.
Periodo de madurez, Provenza, 1878-1890
Cuando Cézanne fijó su residencia definitivamente en Provenza, a principios de los años 1880, se independizó de los impresionistas, centrados en París, y demostró su preferencia por el sur, su país natal y su paisaje. El aislamiento y la concentración, así como la singularidad de su búsqueda, podrían señalarse como los responsables de la increíble evolución que sufrió su estilo durante las décadas de 1880 y 1890. El hermano de Hortense tenía una casa desde la que se veía la montaña Sainte-Victoire en Estaque. Una serie de pinturas de esta montaña de 1880-1883 y otras de Gardanne de 1885-1888, a veces son conocidas como el «Periodo constructivo». De 1888 a 1890 se interesó por la figura humana, pintando una serie de cuadros con personajes de la Comedia del arte, pasando, a partir de 1890, a otra serie sobre Jugadores de cartas, posiblemente inspirado por la obra sobre el mismo tema de Louis Le Nain.
Periodo final, Provenza, 1890-1905
En 1895 hizo una visita germinal a las canteras de Bibémus y ascendió la montaña Sainte-Victoire. El paisaje laberíntico de las canteras debieron impresionarle particularmente, pues alquiló una cabaña allí en 1897. Se cree que estas formas inspiraron el estilo cubista en embrión. Cézanne se concentró en unos pocos géneros, en los que era hábil por igual: bodegones, retratos (y autorretratos), paisajes y estudios de bañistas (desnudos en el paisaje).[2] Respecto al último, Cézanne se vio obligado a dibujar a partir de su imaginación, debido a la falta de modelos desnudos disponibles. Como sus paisajes, sus retratos se pintaban a partir de lo que era familiar, de manera que no sólo su esposa e hijo, sino también campesinos locales, niños, y su marchante, sirvieron de modelos.
Cézanne continuó pintando directamente del natural con brillante colorido de tipo impresionista, pero fue simplificando de modo gradual la aplicación de la pintura hasta el punto de que parecía lograr expresar el volumen con sólo unas cuantas pinceladas de color yuxtapuestas. Más adelante los expertos llegarían a afirmar que Cézanne había descubierto un modo de representar tanto la luz como las formas de la naturaleza simplemente mediante el color. Parecía reintroducir una estructura formal que los impresionistas habían abandonado, sin sacrificar por ello la sensación y vivacidad lumínica lograda por ellos. El propio Cézanne hablaba de modular el color en lugar de modelar el claroscuro de la pintura tradicional. Con ello se refería a que suplantaba las convenciones artificiales de representación (modelar) por un sistema más expresivo (modular) que se hallaba aún más próximo a la naturaleza o, como decía el propio artista, "paralelo a la naturaleza". Para Cézanne la solución a todos los problemas técnicos del impresionismo radicaba en utilizar el color de un modo más ordenado y expresivo que el de sus compañeros impresionistas.
Cézanne consideraba que nunca llegaba a alcanzar plenamente su objetivo, por lo que dejó la mayor parte de sus obras sin acabar y destruyó muchas otras. Se lamentaba de su fracaso a la hora de representar la figura humana y, efectivamente, las grandes obras con figuras humanas de sus últimos años revelan unas distorsiones curiosas que parecen dictadas por el rigor del sistema de modulación cromática que él mismo impuso sobre sus propias representaciones. Ejemplo de ello son toda la serie de pinturas dedicadas al tema de los y las bañistas.
OBRAS
1. LA CASA DEL AHORCADO
Obra realizada en 1872-1873, podemos observar como su nombre lo indica una casa en la cual el ambiente es tenebroso, los paisajes son secos y algo obscuro, presenta mucho realismo por lo que este cuadro pertenece al periodo impresionista del autor. Se exhibe en el museo de Orsay, París.

2. LA SEÑORA CEZANNE EN LA BUTACA ROJA
Obra realizada en 1877 y en la podemos identificar a una dama, posiblemente esposa de Cézanne, sentada en una butaca de color rojo, la expresión de su rostro es muy realista, la vestimenta está bien elaborada y sus manos están cruzadas como símbolo de serenidad, propio del periodo impresionista y que se exhibe en el Museo de Bellas Artes (Boston).

3. NATURALEZA MUERTA DE LA SOPERA
En esta obra, simplemente podemos apreciar que sobre una mesa y mantel rojo esta una botella de vino, un tazón y una cesta con frutas, algunas fuera de ella, en el fondo algunos cuadros colgados en la pared, utiliza colores fuertes y bajos, algunos obscuros, presenta mucho realismo y pertenece al periodo impresionista del autor, fue elaborada en 1877 y se exhibe en el museo de Orsay, Paris. 

BERTHE MORISOT
Nacida en en Bourges, en el seno de una familia burguesa, fue precisamente su familia quien animó a Berthe y a su hermana Edma a iniciarse en el arte. Morisot demostró la posibilidades de las mujeres en las artes a fines del siglo XIX.
A la edad de 20 años, Berthe Morisot conoció a Camille Corot, importante paisajista de la Escuela de Barbizon. Éste la admitió como su discípula y la introdujo en los círculos artísticos.
Pronto adquirió la técnica impresionista de pintar al aire libre, donde creaba pequeños cuadros y esbozos para grandes obras que terminaba en el estudio. Su primera participación en el Salón de París fue en 1864 con dos paisajes y continuó exhibiendo continuamente en el Salón hasta 1874, año de la primera exposición impresionista, en la que participo con La cuna.
En 1868, conoció a Édouard Manet y en 1874 se casó con Eugène Manet, su hermano menor. Ella fue la que convenció al maestro de pintar al aire libre y lo atrajo al grupo de pintores que sería posteriormente los impresionistas. Manet sin embargo, nunca se consideró como impresionista, ni estuvo de acuerdo con exhibir junto al grupo.
Morisot, junto a Camille Pissarro, fueron los dos únicos pintores que tuvieron cuadros en todas las exposiciones impresionistas originales. Asimismo, Berthe fue la modelo de Manet tanto en diversos e importantes retratos como en su obra de gran formato El Balcón, donde el pintor francés da cuenta de su admiración por la obra de Goya, tratanto el mismo tema de su "Majas en el balcón", obra menos conocida en España pues se encuentra en una colección privada suiza.
Al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond, Berthe Morisot fue relegada a la categoría de "artistas femeninas" por su temática de la vida cotidiana (mujeres, niños y escenas domésticas). Sin embargo, como mandaba la doctrina impresionista, Morisot pintaba la inmediatez, lo que veía en su vida normal. Como una mujer de la alta burguesía, estaba habituada a escenas domésticas, deportes campestres y un amplio círculo de mujeres y niños, ya que el mundo masculino les estaba vetado.
Sin excepción, sus cuadros muestran unos temas equivalentes al de sus colegas masculinos. Edgar Degas, también de clase burguesa, pintaba ensayos de ballet, carreras de caballos, desnudos femeninos y a la propia Berthe durante su etapa de formación, pasada como "copista" de los grandes maestros en el Louvre. Claude Monet pintaba los nenúfares de su jardín, a sus hijos, etc. Las mujeres impresionistas pintaban su entorno social bajo el enfoque impresionista. A pesar de esto, la figura de Berthe Morisot, junto a las de otras maestras de la pintura, quedó ensombrecida por el conjunto del movimiento y en especial de los pintores masculinos. La técnica que desarrolla Morisot se basa en un tratamiento de pinceladas suaves desde un principio hasta que evolucione a un impresionismo más expresado en la pincelada, en concreto a partir de 1873, cuando el tratamiento más libre de la pinceladas rápidas y planas y la atmósfera más tratada con el color permitan reflejar una estética más de índole impresionista.
A partir de 1880, la influencia de Renoir se refleja en su obra. La frescura luminosa de su paleta, la factura libre y vigorosa, así como, la atmósfera poética de sus lienzos, son reconocidas y admiradas. En 1892 la galería Boussod-Valadon le dedica una exposición que tuvo un gran éxito.
La vida de Berthe Morisot se vio ensombrecida por la muerte de Édouard Manet en 1883, la de su esposo, Eugène Manet, en 1892, y la de su hermana. Educó sola a su hija, Julie Manet, con quien mantuvo siempre lazos muy fuertes. Al morir a los cincuenta y cuatro años, confió su hija a sus amigos, Edgar Degas y Stéphane Mallarmé.
Berthe Morisot murió en 2 de marzo de 1895 en París y está enterrada en el cementerio de Passy en París.
En la actualidad, sus pinturas pueden alcanzar cifras de más de 4 millones de dólares.
OBRAS
1. LA CUNA
La cuna (Le berceau, en francés) es un cuadro de la pintora impresionista francesa Berthe Morisot, pintado en 1872. En la actualidad se encuentra expuesto en el Museo de Orsay, en París.
La cuna constituye la primera aparición en la obra de Morisot del tema de la maternidad, que posteriormente sería cultivado asiduamente por la artista.[2] El lienzo revela la influencia de Édouard Manet, pintor al que Morisot había conocido en el Louvre en 1868 y con cuyo hermano Eugène se casaría en 1874. La composición del cuadro se basa en la diagonal formada por la mirada de la madre hacia su hija dormida y la tela de la cuna en que esta duerme.[3] La diagonal queda reforzada por el brazo izquierdo, doblado, de la madre, al cual responde el pequeño brazo, también doblado, del bebé.[2]
Morisot utiliza en esta pintura un número reducido de colores y una pincelada fluida. El cuadro refleja una atmósfera de gran intimidad, dulzura y amor protector. Este cuadro, junto con otros como el que Claude Monet pintara de su hijo, Jean Monet en su cuna (Jean Monet dans son berceau, 1867) intentan una nueva representación de la infancia.[3]
Con respecto al título, La cuna, al compararlo con el de otros cuadros que representaban también a niños durmiendo que fueron presentados en el Salón oficial, afirma Dominique Lobstein que «antes de contribuir quizás a una revolución estética, este cuadro participa de una evolución retórica: Morisot abandona todo pintoresquismo anecdótico y los títulos cobran una simplicidad de buen gusto, destinada a informar inmediatamente al espectador del contenido de la obra y permitirle proyectarse como en su propia cotidianeidad.

2. LA LECTURA
La lectura 1869-70; se exhibe en la Galería nacional de arte (Washington), una obra en la que podemos observar a dos mujeres sentadas en una sala, la una de apariencia madura y con vestimenta negra está leyendo un libro, mientras que la otra con vestimenta blanca y de apariencia joven se encuentra en el otro sillón mirando como lee, el ambiente en este cuadro es muy sereno y realista, es un cuadro netamente impresionista.

3. UN DIA DE VERANO
Un día de verano 1879; National Gallery (Londres), podemos observar a una pareja de damas, paseando en una barcasa, ambas llevan vestuarios muy elegantes, la una sostiene en sus piernas un parasol y la otra se encuentra admirando la belleza del paisaje y del lago. 

MARY CASSATT
Mary Stevenson Cassatt (Allegheny City, Pennsylvania, 22 de mayo de 1844 – Château de Beaufresne, cerca de París, 14 de junio de 1926) fue una pintora estadounidense.
Nació en Allegheny City, ciudad que actualmente forma parte de la de Pittsburgh. Perteneció a una familia acomodada en la que la educación era muy valorada y en un ambiente que concedía gran importancia a la cultura de viajar. Los negocios de su padre le permitieron ya durante su infancia pasar cinco años en Europa y visitar las principales capitales, como Londres, París o Berlín; durante esta estancia aprendió idiomas y recibió sus primeras clases de música y dibujo.
A pesar de no contar con la aprobación de sus padres, a la edad de quince años inició sus estudios de pintura en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania (1861-1865). En 1866, cansada de la actitud condescendiente de profesores y alumnos, así como del lento desarrollo de las enseñanzas, decidió estudiar a los maestros del arte por sí misma y se trasladó a París en compañía de su madre y algunos amigos de la familia. Dado que no era posible para las mujeres matricularse en la Escuela de Bellas Artes, siguió estudios privados con diversos artistas, y realizó mucha práctica como copista en el Museo del Louvre.
A fines del verano de 1870, al iniciarse la guerra franco-prusiana, regresó a los Estados Unidos y vivió nuevamente con su familia, por entonces radicada en Altoona. Su padre aún continuaba resistiéndose a aceptar su vocación, por lo que le financiaba sólo las necesidades básicas y no los materiales artísticos, además muy difíciles de conseguir desde allí. Expuso un par de cuadros en una galería neoyorquina, encontrando elogios pero no compradores; en Chicago, a donde se trasladó a probar suerte, perdió varias pinturas en el gran incendio de 1871. Poco después recibió un encargo del arzobispo de Pittsburgh para realizar dos copias de Correggio en Parma (Italia), y tras su regreso en otoño comenzaron a cambiar sus perspectivas, exponiendo y vendiendo sus primeros cuadros. Un nuevo viaje la llevará en 1873 a Madrid y Sevilla, donde realiza varios cuadros de temas españoles.
En 1872 observamos una maduración en su estilo, debido en parte al estudio de los maestros en los más importantes museos europeos y a las indicaciones de su maestro Camille Pissarro. Ese mismo año una de sus pinturas fue aceptada por el jurado para ser expuesta en el Salon de París. Los críticos dijeron que sus colores eran muy brillantes y que sus retratos demasiado fieles para favorecer al modelo. Cassatt realizó frecuentes críticas a su vez sobre las dificultades que una mujer encontraba para que sus obras fueran aceptadas en el Salón.
En 1874 decide mudarse definitivamente a París, junto con una de sus hermanas. En 1875, después de ver una obra al pastel de Edgar Degas en el escaparate de una galería de arte, supo que no estaba sola en su rebelión, y en una carta a un amigo encontramos lo siguiente: "Solía aplastar mi nariz contra las ventanas para absorber todo lo que podía de su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver al arte del modo que siempre quise verlo".
En 1877, en uno de los más bajos momentos de su carrera tras el rechazo de las dos obras que había presentado al Salón, el propio Edgar Degas la invitó a exhibir su trabajo junto a los impresionistas, que tres años atrás habían comenzado a exponer sus obras de forma rebelde e independiente, lo que la llevó a participar en varias de las exposiciones impresionistas a partir de 1879. Poco después de su triunfo con los impresionistas, Cassatt dejó la pintura para hacerse cargo de su madre y hermana, quienes enfermaron luego de mudarse de nuevo a París en 1877. Su hermana murió en 1882, lo que dejó a la artista sin ánimo para pintar; su madre recuperó la salud, tras lo cual retomó la pintura.
Permaneció unida al círculo de los impresionistas hasta 1886, pues ya no se identificaba con éste ni con ningún otro movimiento artístico; a pesar de ello, no perdió su amistad con Degas y Berthe Morisot. El estilo de Cassatt continuó en evolución, acercándose hacia una honesta y simple copia de la realidad; empezó a experimentar con varias técnicas, y en su trabajo posterior podemos observar que casi un tercio de sus pinturas nos muestran escenas domésticas y retratos de madres e hijos en íntima relación, especialmente a partir de 1900.
La década de 1890 fue la época más creativa de Cassatt; expuso regularmente en las galerías neoyorquinas e incluso se convirtió en modelo a seguir para jóvenes artistas norteamericanas a las que aconsejaba en sus carreras; entre éstas destaca Lucy A. Bacon, que fue presentada por Cassatt a Camille Pissarro. Al iniciarse el nuevo siglo trabajó como consejera para varios coleccionistas de arte, a los que recomendaba que eventualmente donaran sus compras a los museos de arte norteamericanos. Sin embargo, el reconocimiento amplio de su arte fue tardío en los Estados Unidos.
En 1891 exhibió una serie de coloridas pinturas entre las cuales estaban Mujer tomando un baño y El salón de belleza, cuadros inspirados en el arte japonés que fueron exhibidos en París un año antes. Fue en general hostil a los movimientos pictóricos posteriores, como el posimpresionismo, el cubismo y el fauvismo. Un viaje realizado a Egipto en 1910 dejó a Cassatt impresionada, y también la introdujo en una crisis de salud y de creatividad, considerando que sus manos eran incapaces de reproducir la fuerza de aquel que era seguramente el mejor arte de la Antigüedad. En 1911 fue diagnosticada de diabetes, reumatismo, neuralgia y cataratas, y en 1914 tuvo que dejar de pintar por hallarse casi completamente ciega, a pesar de lo cual en 1915 aún tuvo fuerzas para contribuir con 18 pinturas en apoyo del movimiento sufragista. Tras 11 años de completa inactividad artística debido a su ceguera, falleció en la casa familiar en 1926, y sus restos reposan en un mausoleo en Le Mesnil-Théribus, en la Picardía francesa,[1] país que en 1904 le había concedido la Legión de Honor por sus contribuciones al arte.
Nunca contrajo matrimonio, pues desde muy pronto consideró que ello era incompatible con el desarrollo de su carrera.
OBRAS
1. EL PASEO EN BARCA
En esta obra realizada en 1893-1894, podemos observar una típica escena de la vida cotidiana, en donde una pareja sale a pasear, la mujer sostiene al bebe en sus brazos, mientras que el hombre rema para movilizarse en el lago. La expresión de los rostros denota alegría y podemos identificar como los ropajes se mueven por la fuerza del viento, los colores empleados son claros y vivos y representa mucho realismo. Esta se exhibe en la Galería Nacional de Arte, Washington DC.

2. DOS NIÑOS EN LA ORILLA DEL MAR
Obra que la realiza en 1884, en donde podemos observar una escena muy limpia , en la que dos niños están a la orilla del mar disfrutando del clima y jugando, existe mucho realismo y pertenece a su colección de impresionismo. 

3. EL BAÑO
Esta obra también llamada la toilette, es una escena en la cual una madre le lava los pies a su hija en una lavacara grande, se realizó en el año de 1891 y representa una de las obras muy importantes por su estilo de impresionismo, la niña está cubierta con una manta y la madre lleva un vestido muy elegante, el fondo es una habitación tradicional de la época. 

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